Valorar implica actualizar al momento presente los flujos de una compañía utilizando una tasa de descuento apropiada al riesgo de la misma. Siempre se hace mucho hincapié en la importancia de calcular adecuadamente esa Tasa o Coste de Capital, pero se suele pasar por alto el proceso de obtención de los Flujos de Caja (lo que tiene igual o más relevancia). Al fin y al cabo, estimar cuál será el flujo de liquidez de una empresa durante los próximos años, implica conocer cómo evolucionarán todas y cada una de las partidas que componen los Balances y Cuenta de Resultados de la compañía. Para lo cual, será necesario tener una visión global del negocio y de sus perspectivas. Todo esto quedará plasmado en las Proyecciones Financieras.
Normalmente, cuando se
acomete un encargo de valoración, las Proyecciones Financieras son elaboradas
por el valorador (siempre en estrecha comunicación con la dirección de la
empresa). Ahora bien, en algunos casos es la propia compañía la que facilita
las Proyecciones o Plan de Negocio “confeccionado” por ella misma. En uno y
otro caso, hay que tener un cuidado especial en observar una cierta
consistencia o razonabilidad de las Proyecciones, para que éstas no recojan
errores que podrían afectar gravemente al resultado final de la valoración.
A modo de resumen, estos son
algunos aspectos (o señales de alerta) que conviene revisar en todo trabajo de
proyección:
1.- Los resultados previstos deberían tener una “sintonía” con los
resultados obtenidos en el pasado. Crecimientos exponenciales justo a partir
del momento en que comenzamos a proyectar son muy sospechosos, y aunque no
decimos que sea imposible que ocurran, deberían estar muy bien justificados o “armados”.
Lo normal es que el futuro sea una continuación del pasado, con sentido común.
2.- Si las Proyecciones Financieras que recibe el valorador han
sido preparadas por alguien con unos intereses muy específicos (como por
ejemplo, la venta de la compañía) inevitablemente esos datos recogerán, aunque
sea de manera inconsciente, un sesgo importante. Por lo tanto, mucho cuidado
con esto, ya que puede conllevar desviaciones importantes en la valoración
final.
3.- Si el valor que resulta de aplicar el DFC (Descuento de
Flujos de Caja) es muy diferente al resultante de aplicar otras metodologías,
también habrá que revisar con detalle las proyecciones. No obstante, este es un
elemento de riesgo que a mí no me preocupa en exceso, ya que en ocasiones se
pueden dar este tipo de divergencias, sobre todo en compañías con una situación
actual difícil, pero que tienen posibilidades de mejorarla.
4.- Las expectativas de ventas, márgenes,… no son consistentes
con las del sector en que opera la empresa. Puede haber algo de desviación,
pero si ésta es excesiva debería ser por alguna o algunas razones de peso que
la justifiquen (algún tipo de ventaja competitiva, “pseudo monopolio”, etc…)
5.- Las proyecciones de crecimiento en Ventas y Beneficios deben
ir siempre acompañadas por las correspondientes Proyecciones de Balance. Si
esto no ocurre, hay que actuar con mucha prudencia, ya que una parte importante
de la información como inversiones en inmovilizado, en circulante operativo,
evolución de préstamos, etc se ha omitido y el crecimiento previsto podría
esconder incongruencias. Se podría dar el caso de que la empresa hubiese
sobrestimado su capacidad de crecimiento, al no tener en cuenta (o al menos no
reflejarlo) partidas como la inversión necesaria o la financiación del mismo.
6.- Aún en el caso de que sí existan proyecciones de Balance, es
importante verificar que las inversiones previstas para el futuro van a poder
ser financiadas, bien vía recursos propios o bien vía financiación ajena (e
incluso ambas) y que así aparece reflejado en el Plan de Negocio.
7.- Algunos autores afirman que la duración de las proyecciones
debería ser tal que éstas no terminasen en el punto alto ó bajo de un ciclo
económico, para poder plasmar la evolución de la empresa en diferentes
coyunturas. En mi opinión, es muy difícil establecer cuando terminará o no un
ciclo, por lo que entiendo que proyecciones de 5-10 años son más que
razonables.
8.- Las Proyecciones Financieras deben ir acompañadas siempre de
una serie de hipótesis o premisas de partida. Es necesario explicar con detalle
porqué se ponen unas cifras y no otras. Posteriormente el lector del Informe de
Valoración podrá estar de acuerdo o no, pero al menos debe tener claros
nuestros argumentos básicos.
9.- Si las Proyecciones Financieras no son “alcanzables” a menos
que ocurra un hecho extraordinario de gran impacto, como la adquisición de otra
empresa, la entrada de una gran socio, etc deberemos ser cautos a la hora de
utilizar esas proyecciones para valorar. Los acontecimientos extraordinarios se
pueden dar o no, y en este último caso las consecuencias para el valor
empresarial serían considerables. Quizá lo más sensato sería trabajar con
varios escenarios, asignando ponderaciones de ocurrencia a cada uno de ellos.
Al final no se trata sólo de
ser desconfiado, sino más bien de aplicar un poco de sentido común a los
números que hay en el papel. La realidad de los acontecimientos a menudo es muy
diferente a cómo éstos se habían previsto, por ello cuantas más precauciones
tomemos mejor.
Oscar Sánchez Vela.
Socio de IDYLIA.
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