lunes, 28 de septiembre de 2015

Nos “asomamos” a la Valoración del mejor Centro Comercial del mundo.



Galardonado en 2013 como mejor Centro Comercial y de Ocio del mundo, Puerto Venecia (Zaragoza) ha presentado recientemente ante el MAB (Mercado Alternativo Bursátil) un documento informativo para la incorporación al mismo. El citado Informe se puede descargar desde la página del MAB en el siguiente enlace. Este documento resulta interesante, ya no tanto por la estrategia de salida a bolsa (en la que ya no entro sobre si es o no acertada), sino por la Valoración del citado complejo, plasmada a través del correspondiente Informe. Cuanto mayor sea el número de Informes de Valoración que podamos leer y “diseccionar”, mejor, ya que eso nos aportará una visión crítica muy importante a la hora de emitir nuestras propias opiniones. Y es que la teoría a la hora de valorar una empresa es relativamente “sencilla”, lo realmente complicado es adquirir ese “rodaje” ó “saber hacer” (no sé exactamente qué palabra utilizar para expresarlo, pero creo que más o menos queda claro lo que pretendo transmitir).


¡¡Bien, a lo que vamos!! Una vez leído el Documento de incorporación al MAB de Puerto de Venecia, he buscado algo de información en prensa y me encuentro con estos titulares.




Es decir, con anterioridad ya ha habido varias operaciones de compra-venta sobre el citado complejo, algo que por otro lado tampoco me extraña mucho, ya que estos años han servido para la toma de posiciones de varios actores relevantes en el sector de los Centros Comerciales en nuestro país. Por otro lado, en el documento de incorporación al MAB se valoran las acciones de Puerto Venecia en 66 millones de €uros.


Y ante esto uno se pregunta ¿Se han vuelto locos? ¿O qué pasa aquí? Algo por lo que pagaron 451 millones lo sacan a bolsa ahora y lo valoran en tan solo 66 millones ¿Dónde está el truco, si es que lo hay?

Evidentemente no se han vuelto locos y todo tiene una explicación, que vamos a tratar de argumentar. Lo primero que resulta fundamental es tener claro cuál es el organigrama de empresas que sale a cotizar. He adjuntado al lado de dos de ellas sus cifras de liquidez, deuda financiera y deuda con entidades del grupo, ya que nos serán de utilidad para calcular el Valor de Empresa (E.Value).



Bien, con esto y teniendo en cuenta que el precio fijado para las acciones (como ya hemos dicho antes) está en €66 millones, podemos calcular el E.Value y algún que otro ratio que puede ser interesante. Recordad que el E.Value = Capitalización + Deuda Financiera y con Empresas del Grupo (en este caso) – Liquidez.



En este cuadro vemos dos cosas: (i) que el E.Value implícito es de €454 millones, con lo cual coincide más o menos con la cifra que figuraba en titulares (que ha resultado ser Valor de Empresa y no de las Acciones, ahí estaba el “truco”) (ii) los ratios E.Value/Ventas y E.Value/BAIT parecen a priori muy elevados, aunque lógicamente convendría compararlos con alguna que otra referencia.

Entonces, recapitulando, hasta el momento parece que la compañía se ofrece al mercado al mismo valor al que fue adquirida en su momento, lo cual no quiere decir que sea ni bueno ni malo para un pequeño accionista que por ejemplo se plantee acudir a esta oferta. El tema sería ver ahora si ese precio es razonable o no. ¿Y cómo podemos hacer esto? Bueno, el documento de incorporación al MAB debería proporcionarnos información suficiente para que pudiésemos formarnos una opinión fundamentada, pero….para mí tiene alguna limitación. En concreto, se valoran las acciones en función de la liquidez que son capaces de generar los activos de la compañía, esto es conceptualmente correcto (ninguna pega). El problema viene a la hora de buscar dentro de los Informes el desglose de Flujos de Caja, Proyecciones Financieras detalladas, etc…porque no aparecen por ningún lado. Si es cierto que se ofrecen algunos parámetros como crecimiento esperado, tasa de descuento, etc… pero no se explica a fondo todo el proyecto. Entiendo que es una información muy “sensible”, pero es que ¿cómo “demonios” va a invertir una persona en una empresa que no explica con detalle la evolución prevista en su cuenta de resultados (por ejemplo) para los próximos años? Para mí no basta con decir que el BAIT o las ventas se van a incrementar un X% anual y ya está. Es necesario ir al desglose, para que cada uno pueda ver si es o no razonable.

Con lo que, en este caso, para poder formarnos una opinión sobre el precio de €66 millones tenemos que buscar otras referencias, en concreto he elaborado un cuadro sencillo con datos Sectoriales de E.Value / Ventas y E.Value / BAIT, procedentes del profesor Damodaran.



Como se puede observar las cifras de salida a bolsa de Puerto Venecia están por encima de lo que se ha observado en el sector (al menos en el último año). Esto debería ponernos en alerta. Además no hay que perder de vista la propia actividad que desarrolla Puerto Venecia, que al fin y al cabo, se reduce a una actividad de arrendamiento de activos. A modo de apunte, decir que los niveles de Cash Flow Bruto que genera actualmente se muestran insuficientes para cubrir los Gastos por Intereses, sin tener en cuenta que también tendrá otras salidas de liquidez para devolver el principal de la deuda y para realizar inversiones (aunque sean de mantenimiento).


En fin, desde mi punto de vista, veo por un lado que el Informe de Valoración debería aportar más información al potencial accionista (para que pueda hacer sus propios “estudios”), y por otro lado parece que la cifra de salida está por encima de lo que resultaría recomendable si tomamos como referencia el sector. Es tan sólo una opinión. Se admiten comentarios.




Socio de IDYLIA.




lunes, 21 de septiembre de 2015

Otro Informe de Valoración controvertido: La "prueba del algodón".



Hace unas semanas, leyendo la prensa, me llamó la atención una noticia relativa a la valoración de una compañía cotizada (CLH) con motivo de su OPA de exclusión. En este enlace podéis leer el artículo completo.



La verdad es que me picó la curiosidad y me propuse buscar algo de información al respecto para poder tener una opinión. Lo primero es tratar de localizar el Informe de Valoración propiamente dicho y leerlo con detenimiento. Por suerte, este tipo de empresas cotizadas suelen ser bastante transparentes y en su página Web (dentro del apartado “Accionistas e Inversores”) podemos encontrar numerosos informes y documentos clasificados por años. Concretamente, CLH dentro de los archivos relativos a la Junta General Ordinaria de 29 de junio de 2015, incluye el Informe de Valoración independiente. Lo podéis descargar desde esta página. Es un documento de aproximadamente 100 páginas, pero resulta muy interesante de leer. Siempre se aprende algo de este tipo de Informes.

Como suele ser habitual últimamente, las conclusiones del Informe de Valoración (encargado por la dirección de la compañía) no coinciden con las expectativas de los socios minoritarios, en este caso como consecuencia de una OPA de exclusión. Y ante esta situación, ¿quién tiene la razón?

Es cierto que una Valoración no deja de ser una opinión a la que se llega de acuerdo con unas metodologías de trabajo e hipótesis de partida. Si estuviésemos hablando de un Informe de Auditoría la cosa sería distinta, pero no es el caso. Como espectadores externos (y ante la imposibilidad de acceder a otra información que no sea la recogida en el citado Informe de Valoración) no nos queda más remedio que aplicar algunas técnicas para comprobar la razonabilidad o no de las conclusiones alcanzadas. Sería como hacer la “prueba del algodón”. En concreto, me parece muy interesante realizar un pequeño test (que explicamos en un artículo aquí hace unos meses) y que ofrece resultados muy buenos.

Resumiendo un poco, consiste en ver si la Estructura Financiera utilizada en el Informe [Deuda / (Deuda + F. Propios)] es consistente con las conclusiones alcanzadas en el mismo. Parece un poco “enrevesado” pero vamos a verlo con este ejemplo y saldremos de dudas. Bien, lo primero es buscar en el Informe de Valoración de CLH la Estructura Financiera que utilizan para valorar.




¿Y de dónde sacan este 41,2%? Como podemos observar utilizan una muestra con datos históricos de compañías cotizadas comparables.




A continuación buscamos el nivel de endeudamiento a 31/12/2014.




Y ahora viene la “prueba del algodón”. Si tenemos la estructura financiera utilizada en la valoración y conocemos el importe de deuda, entonces deberíamos poder despejar sin problemas el Valor de los Fondos Propios (ó Acciones) ¿no es así? Recordad que estamos hablando de Valor de Mercado y NO de Valor Contable.
 

Deuda / (Deuda + F. Propios) = 41,2%
755.856 / (755.856 + F. Propios) = 41,2%
F. Propios = 1.078.745 miles


Pero si comparamos esta cifra con el resultado final de la valoración alcanzado por Descuento de Flujos de Caja, vemos que no coinciden “ni de lejos”, ya que este último se sitúa entre 2.446 mill. € y 2.765 mill. €.



Por lo tanto, desde mi punto de vista existe una incongruencia importante dentro del Informe que me hace dudar sobre las conclusiones de valoración alcanzadas en el mismo. Desconozco si el valor de las acciones de CLH está por encima o por debajo de esas cifras, pero lo que tengo claro es que hay algo que “chirría”.

¿Y por qué ha ocurrido esto?

En mi opinión, el fallo es utilizar una Estructura de Deuda “objetivo” basada en datos históricos de otras compañías. Si se valora una empresa en concreto (como CLH en este caso) la estructura financiera que debemos utilizar es la referida a la citada compañía, tomando como importe de Deuda el que figura en los balances y como importe de Fondos Propios el valor de las acciones que vamos a calcular (resolviendo para ello la referencia circular que se nos creará). Este es el planteamiento correcto que proponen diferentes líneas de pensamiento, entre las que destaca el profesor Pablo Fernández.




Socio de IDYLIA.




PD. Si este artículo te ha parecido de interés para compartirlo con tus contactos, puedes utilizar los botones situados en el lateral derecho de la página. Gracias.

lunes, 14 de septiembre de 2015

¿Cómo nos engañan las matemáticas en la Valoración de Empresas?


Las matemáticas constituyen una parte fundamental en Valoración, ya que nos sirven para plasmar de manera cuantitativa las expectativas que tenemos sobre la evolución futura de cualquier empresa o proyecto. La mayor parte de las veces son “fiables” y ofrecen resultados consistentes (“al César lo que es del César”), sin embargo se pueden dar circunstancias en las cuales las conclusiones matemáticas no siempre son las más acertadas. Para tratar de argumentar este aspecto he traído un ejemplo de valoración muy, muy sencillo y básico, que pueda servir para hacerse una idea.


¡Veamos! Tenemos dos empresas (A y B) sin actividad, sin maquinaria y sin deuda, pero con una cierta cantidad de liquidez en cada una de ellas y que además participan en el capital de manera recíproca (la una de la otra) en un 10%. Nos piden calcular el valor de las dos de forma individual y de forma conjunta (suponiendo una fusión). Para no complicar el tema supondremos que carecen de fondo de comercio o cualquier otro tipo de activo inmaterial.




Con este planteamiento, el Valor de las Acciones en cada empresa se calcularía utilizando el siguiente esquema:


Valor Acciones Empresa A = 50.000 € + 10% x Valor Acciones Empresa B
Valor Acciones Empresa B = 100.000 € + 10% x Valor Acciones Empresa A


Como nos encontramos ante dos ecuaciones con dos incógnitas, podemos resolver matemáticamente este problema, llegando al siguiente resultado:


Valor Acciones Empresa A = 60.606,06 €
Valor Acciones Empresa B = 106.060,61 €


Claro que aquí hay una cosa que no he tenido en cuenta, y es que al existir una “referencia circular” (A participa en B y B participa en A), habría un pequeño porcentaje de autocartera en cada una de las empresas (y que sería aproximadamente del 1% ó lo que es lo mismo 10% x 10%). Lo digo a modo de curiosidad más que otra cosa, para no complicar más el tema.

Bien, llegados a este punto en el que ya hemos calculado el valor de las empresas de forma “individual”, podríamos plantear una hipotética fusión de ambas compañías, de tal modo que quedase un esquema como el siguiente:




Valor Empresa (A+B) = 150.000 €


Y es aquí donde encontramos las incongruencias, ya que el Valor de las dos compañías de forma individual resulta mayor que de manera conjunta, lo cual no tiene mucho sentido. Evidentemente hay algo que “chirría” profundamente en todo esto y que para mí es la forma en que resolvemos matemáticamente esa circularidad. Hay algo que se nos escapa en este planteamiento, puesto que el sentido común nos dice una cosa y la “prueba matemática” nos dice otra. Bien es cierto que en la vida real nunca se nos ha presentado un caso como este, pero creo que resulta interesante “forzar” un ejemplo con estas características para pensar un poco. Se admiten sugerencias y opiniones sobre el tema, ya que posiblemente existan más puntos de vista sobre estas cuestiones.



Socio de IDYLIA.



PD. Si este artículo te ha parecido de interés para compartirlo con tus contactos, puedes utilizar los botones situados en el lateral derecho de la página. Gracias.


lunes, 7 de septiembre de 2015

5 maneras de aproximarse al Valor de una Start-up.


Vamos a imaginar una empresa con las siguientes características: (i) Compañía fundada hace seis meses por dos socios vinculados al ámbito tecnológico. (ii) La actividad propiamente dicha todavía no ha comenzado, sin embargo ya están listas las aplicaciones/productos para salir al mercado. Se han destinado recursos económicos (aportados inicialmente por los socios) y horas de trabajo para tener todo listo en un plazo razonable. (iii) A pesar de que no existen todavía ingresos se prepara un lanzamiento en prensa por todo lo alto. Se hace una presentación ante medios de comunicación nacionales, para dar a conocer las bondades del proyecto y explicar con todo detalle cómo se va a conseguir la expansión de la empresa, hasta alcanzar los €7M de facturación de aquí a 5 años. (iv) Ya está todo pensado y planeado, incluso el importe total de fondos que serán necesarios para desarrollar todo el proyecto, convenientemente plasmado en el Plan de Negocio. A priori se calculan unas necesidades de liquidez en torno a €1,5M (para las cuales se buscará financiación vía participación en el capital social). El optimismo lo invade todo, y realmente tampoco parece tanto dinero “a buscar” si en 5 años la empresa va a conseguir ingresar €7M. Al fin y al cabo, esto será sólo el principio. (v) Por último, está el tema del sector. Como el negocio es tan novedoso, se pueden contar con los dedos de una mano las compañías a nivel mundial que desarrollan algo parecido. Por lo tanto, hay pocas referencias dónde mirarse, para bien y para mal.


¿Os suena todo esto de algo? Podría ser cualquiera de las denominadas Start-up que pueblan nuestro ecosistema económico.


Llegados a este punto los socios de la compañía “necesitan” una Valoración de la misma, que reafirme en cierto modo todas sus expectativas, y sirva también de base para futuras negociaciones ante posibles inversores (principalmente el Capital Riesgo). Es el momento de contemplar el proyecto desde el punto de vista de la valoración. Muchos dirán que valorar un proyecto así es imposible, o como poco temerario. No les falta parte de razón, pero la realidad es la que manda y situaciones como la anterior se presentan de vez en cuando y es necesario dar una opinión argumentada sobre las mismas. Valorar empresas de estas características es un proceso inherentemente impreciso, lo cual no quita para que debamos tratarlo con el máximo rigor posible. Hay que tener claras las técnicas disponibles de valoración y aplicarlas del modo adecuado. Además, no todas las técnicas son válidas para este tipo de empresas. Veamos cómo afrontar este reto.

(1) Valoración por Múltiplos Comparables, ya sea de compañías cotizadas o transacciones privadas. La primera idea que me viene a la mente es… ¡¡peligro!! Estas técnicas, que se utilizan habitualmente en empresas con un historial más o menos sólido de ingresos y beneficios, suponen un alto riesgo para valorar compañías de reciente creación (con fuertes expectativas de crecimiento). Por un lado, nos podemos encontrar con que no hay suficientes compañías para comparar (el sector en muchos casos es incipiente e inmaduro), y por el otro, las cifras de beneficios y ventas sobre las que aplicar los múltiplos son de todo menos representativas. Ante este panorama, muchas valoraciones se realizan utilizando los múltiplos de 1 ó 2 empresas cuyo modelo de negocio se asemeja “un poco” (por decir algo) al de la compañía objeto de valoración, y aplicándolos posteriormente sobre las magnitudes financieras de la misma, pero dentro de X años (para después descontar el resultado así obtenido al momento presente). No sé al lector, pero a mí esta forma de trabajar no me convence en absoluto. Creo que ese “salto temporal” es difícilmente defendible. Aplicar múltiplos del presente a cifras hipotéticas de ventas y/o beneficios futuros me parece poco o nada razonable. En la empresa que comentábamos al principio el resultado de aplicar estos múltiplos daría un valor de las acciones de hasta €10M.

Este tipo de metodologías, en muchos casos, se convierten en un instrumento “mágico” para justificar lo injustificable. Retrocediendo unos cuantos años atrás, a la época de la burbuja tecnológica, encontramos numerosos ejemplos de ello. En aquellos años dorados sí que existían gran cantidad de empresas comparables que cotizaban en los distintos mercados bursátiles. Un buen número de “.COM” lucían orgullosas sus elevados múltiplos, argumentando que esta vez sí, era “algo distinto” lo que justificaba su valor estratosférico. Además, por si esto fuera poco, circulaban valoraciones basadas en múltiplos “novedosos” como el número de visitas a la Web, número de población, número de suscriptores, etc. Todo esto mezclado y repetido hasta la saciedad hacía pensar y creer a muchos inversores que los métodos tradicionales de valoración (como el Descuento de Flujos de Caja) no eran aplicables a este tipo de compañías tan “novedosas”. La realidad, que a menudo es muy tozuda, acabó demostrando que todos esos malabares y fuegos de artificio valorativos, escondían en realidad empresas que se regían por las mismas leyes financieras que todas las demás compañías. Si una empresa no es capaz de generar suficiente liquidez de forma sostenida en el tiempo, al final esto tendrá reflejo en su valor, sí o sí.

Por todo lo anterior, recomiendo desconfiar de aquellas valoraciones que utilicen los múltiplos comparables para calcular el valor de las acciones de una Start-up. Desde mi punto de vista, este tipo de valoraciones, todo lo que tienen de sencillo y rápido en su aplicación, lo tienen de impreciso.


(2) Descuento de Flujos de Caja,  aunque es considerado el método de referencia, en estos casos concretos el DFC se enfrenta a retos importantes, dadas las especiales características de este tipo de negocios. Por un lado encontramos que, al no existir un historial de ingresos y beneficios, resulta complicado establecer una línea de tendencia que marque cual será la evolución de éstos en el futuro. Si confiamos en las proyecciones elaboradas por la dirección de la empresa, lo más probable es que introduzcamos un sesgo al alza (debido al optimismo que suele impregnar el comienzo de cualquier aventura empresarial). Además, debemos tener en cuenta horizontes temporales de proyección en el entorno de 10 a 15 años, pues no será hasta entonces cuando la compañía alcance un período de cierta madurez. Considero de vital importancia observar cuál va a ser la evolución prevista de los márgenes, ya que a menudo suelen existir incongruencias en este área. Es cierto que no vamos a encontrar muchas empresas donde comparar, pero al menos habrá un sector que será próximo (conceptualmente hablando) a la compañía a valorar, y del que se podrán extraer algunas conclusiones sobre la evolución de los márgenes. Desde luego, lo que no parece muy lógico es que si varias de las empresas que hemos utilizado como comparables tienen unos márgenes EBITDA/Ventas del 10%-20%, lleguemos a afirmar que nuestro proyecto mantendrá unos niveles del 40% (hay algo que chirría profundamente en todo esto).

Por otro lado, está el tema de la Tasa de Descuento. Sinceramente, este es un asunto que me preocupa bastante menos en la valoración, siempre que el proceso de cálculo siga las pautas establecidas. Lo que no es aceptable es incluir, por ejemplo, un parámetro Ω que se añada al importe de Ke (Rentabilidad exigida por los accionistas) por alguna extraña razón. Si todos los parámetros que conforman la Tasa de Descuento se encuentran dentro de unos rangos que podemos llamar “normales” y no se han hecho cosas raras, podremos confiar en esta variable. Además, en la medida en que seamos capaces de intuir cuál será la evolución del endeudamiento financiero en la empresa, tendremos que ir adaptando nuestra Tasa de Descuento, para llegar al último período (el que sirve de base para el cálculo del Valor Residual) con una estructura de Deuda que sea próxima a la que existe en el sector al que pertenece la empresa.

En nuestra empresa imaginaria, si aplicásemos el DFC sobre las proyecciones financieras proporcionadas por los socios, el resultado sería valorar las acciones en €4,5M. No sé la opinión del lector, pero a mí personalmente, esta valoración me generaría bastante desconfianza. La intuición me dice que existen algunos aspectos de la empresa que no se han tenido en cuenta y que podrían modificar sustancialmente el resultado. A priori se trata de una empresa con un futuro incierto (por más que afirmen lo contrario sus socios), sin ingresos y de la que prevemos grandes fluctuaciones en sus variables (ventas, beneficios, etc) durante los próximos años, hasta que se alcance la ansiada madurez. Por lo tanto el DFC, sin más, no nos sirve para valorar. Tendremos que utilizarlo como base y añadirle alguna característica para perfeccionarlo. Veamos cuáles.


(3) Descuento de Flujos de Caja y Escenarios, es muy habitual en estos casos incluir varios escenarios en los que se modifican una ó más variables (las ventas, márgenes, etc). Normalmente se considera un Escenario Base, que está muy próximo a las proyecciones financieras realizadas por los socios de la compañía a valorar y dos escenarios más, uno Optimista y otro Pesimista, con alguna modificación al alza o a la baja, según corresponda. A continuación se le da una ponderación o probabilidad de ocurrencia a cada uno de ellos y se aplica el DFC. Pero en este planteamiento yo encuentro dos problemas importantes: (i) por un lado, se está omitiendo (no sé si intencionadamente o no) un escenario que es perfectamente plausible y que a los socios les resulta incómodo de leer en un papel. Me refiero a la posibilidad de quiebra o de estancamiento del proyecto. Habitualmente el Escenario Pesimista contempla unas proyecciones más modestas que el Escenario Base, pero nunca una quiebra o similar. Digamos que este nuevo escenario estaría por debajo del Escenario Pesimista. (ii) por otro lado, está el tema de asignar las probabilidades de ocurrencia. Existe una tendencia a otorgar la máxima ponderación al Escenario Base, dejando el resto de escenarios como algo más residual. Ahora bien, al cabo del tiempo la realidad demuestra que las cifras marcadas en estos Escenario Base no se suelen cumplir. Por lo tanto, quizá ha llegado el momento de distribuir de forma más equitativa la ponderación de ocurrencia entre los diferentes escenarios.



En nuestra empresa imaginaria, la diferencia entre aplicar un planteamiento u otro, supone una disminución del 25% en el Valor de las Acciones. Obsérvese cómo en la Opción 1, a pesar de contemplar 3 escenarios, el resultado es idéntico que si existiese únicamente el Escenario Base. Este planteamiento descrito, aunque mejor que la simple aplicación del DFC, adolece desde mi punto de vista en la asignación de las probabilidades de ocurrencia, que en algunos casos se pueden volver muy arbitrarias y subjetivas.

(4) Descuento de Flujos de Caja y Opciones Reales, esta metodología resulta de utilidad cuando en la empresa existen alternativas u opciones, que en el caso de ser elegidas proporcionan un rendimiento X y en caso contrario no afectan al resultado de la misma. El ejemplo típico es el pozo petrolífero, que se decide explotar o no en función del precio del petróleo. De este modo, la compañía tiene la “opción real” de acometer ese proyecto o no hacerlo. Siempre que aplicamos estas técnicas en la valoración, el resultado final es superior al obtenido por la metodología de los escenarios de probabilidades, por la siguiente cuestión: en el caso de las opciones reales, si un escenario resulta desfavorable no lo elegiremos y no computará en el cálculo final (cosa que sí ocurre en los escenarios de probabilidades).

Ahora bien, no tengo tan claro que todo esto sea aplicable a una Start-up, ya que las opciones que se le plantean son tan amplias y en algunos casos tan difusas, que resulta complicado imaginar un escenario de características similares al del pozo de petróleo. No digo que no haya algún caso en que esto sea así, pero a priori descartaría esta técnica para valorar, a no ser que existiese alguna opción real muy clara que permitiese a la empresa poder ejercitarla en “exclusiva”.

(5) Descuento de Flujos de Caja y Simulación de Montecarlo,  desde mi punto de vista se trata de la combinación más interesante para acometer la valoración de una Start-up, por una sencilla razón: Cuando en el punto 3 hablábamos de los escenarios de probabilidades, estos se conseguían tomando una serie de variables (ventas, márgenes, etc) y modificándolas según nuestro criterio para conformar cada uno de ellos (Escenario Base, Optimista y Pesimista). El problema es que a estas variables sólo les dábamos unos valores “ciertos”, por ejemplo, suponemos que en el Escenario Base las ventas crecen al 15% y en el optimista al 25%. Esto realmente es una limitación, puesto que existe todo un rango de valores entre el 15% y el 25% que no están contemplados en esos escenarios. La aplicación de la Simulación de Montecarlo nos permite incluir todo el “espectro” de datos que puede adoptar una variable dentro de un intervalo. Lo cual es equivalente a trabajar con infinitos escenarios. A través de técnicas estadísticas podemos hacer simulaciones aleatorias (tantas como queramos) de los importes que adoptarán las distintas variables. Cada simulación estará asociada a un valor de la empresa. El estudio de todas ellas (a través de la media, mediana, desviaciones, etc) determinará el resultado final.


Como se puede observar, existen diferentes formas de afrontar la valoración de una empresa de estas características. Normalmente la rapidez y sencillez de aplicación de una metodología es inversamente proporcional a su fiabilidad. Al final, no existen las fórmulas mágicas e inmediatas, y el proceso de valoración en ocasiones se torna complejo.




Socio de IDYLIA.