En estas últimas
semanas ha estallado el caso GOWEX. No repetiré aquí más de lo que ya se ha
dicho en diferentes medios de comunicación. Creo que ya conocemos todos
bastante bien la historia y lo sucedido con esta empresa. Por desgracia, casos
como el de GOWEX han sido habituales a lo largo de la historia financiera, en
los diferentes mercados de acciones. Ahora bien, yo me hago la siguiente
pregunta:
¿Puede el pequeño inversor (y por qué no
decirlo, también el grande) protegerse de algún modo frente a acontecimientos
como el de esta empresa?
En mi opinión
creo que no solo puede, sino que es su obligación, si pretende sobrevivir en la
“jungla financiera”. Para el caso GOWEX existen dos componentes bien
diferenciados, que conviene tener presentes:
1.- El hecho de
que el Informe de Auditoría no refleje la “imagen fiel del patrimonio y de la
situación financiera” de la compañía. Ante esta circunstancia el pequeño
inversor poco o nada puede hacer. Uno no es un detective y confía en la buena
fe con la que se han realizado las cuentas anuales, más aún cuando estas se
encuentran “ratificadas” por un auditor. Por lo tanto, aquí si nos quieren
meter un gol lo harán sin mayor problema. Es triste, más aún teniendo en cuenta
que existen organismos oficiales que deberían velar por la protección del
inversor (CNMV, etc), pero es la realidad.
2.- La relación
entre el Valor y el Precio de la compañía. Aquí sí, el inversor tiene a su
disposición un potente instrumento para decidir si le resulta interesante
seguir con una inversión de estas características o no. Vemos, en el caso de
GOWEX, que su cotización (hasta que estalló el escándalo) era absolutamente
meteórica.
El 03/04/2014 la
compañía alcanzó su cotización máxima (26,34 €/acción), lo que era equivalente
a decir que la totalidad de las acciones de GOWEX tenían un precio en bolsa de
1.904 millones de € (¡¡casi nada!!). Vamos a sacar varias cifras de las cuentas
anuales de 2013 (a 31/12/2013) y obtendremos algunos simples ratios (utilizando
la cotización a 03/04/2014).
La verdad es que
a poco que echemos un vistazo a los ratios nos podemos dar cuenta del
despropósito de su cotización. El hecho de que el valor de la compañía en bolsa
sea 10,57 veces sus ventas ó 37,05 veces su EBITDA, es una señal muy importante
a tener en cuenta. Evidentemente, existe una gran diferencia entre el valor de
la compañía (que aunque no he calculado ya se intuye que será sensiblemente
inferior al precio) y el precio que se está pagando por ella. Sólo por esta
circunstancia el pequeño inversor ya debería estar alerta y evitar, en la
medida de lo posible, permanecer invertido en la empresa.
Al final la
historia siempre se repite, las acciones sobrevaloradas acaban cayendo, unas lo
hacen porque se descubre que sus cuentas anuales eran falsas (como en el caso
de GOWEX) y otras lo harán por otras circunstancias (da igual cuáles sean éstas).
Lo importante para el pequeño inversor, desde mi punto de vista, es evitar “meterse
en jardines” de los que puede resultar muy complicado salir bien parado.
Oscar Sánchez
Vela.