Más
allá de las valoraciones realizadas por Descuento de Flujos de Caja (DFC),
Múltiplos Comparables, etc, existe una metodología de valoración denominada RIM
(Residual Income Method) que aparece en diferentes manuales (y también en
alguna que otra conferencia), que creo merece que nos detengamos un poco en
ella, aunque sólo sea para ver si es razonable o no. Como no quiero dar muchos
rodeos, hablando sobre la “mística” de la valoración y demás “parafernalia”,
intentaré ir al “grano”. Bien, la teoría de este método valorativo RIM dice que
el valor de una empresa en un momento dado está formado por la suma de su Valor
Contable (ó Book Value) más el Ingreso Residual (RI) que la compañía generará
en los próximos ejercicios (debidamente actualizado al momento actual, por
supuesto).
¡Vayamos
por partes! Lo primero que me “chirría” es que para valorar una empresa se
utilice como punto de partida el Valor
Contable (Book Value). ¿Realmente hay alguien que considere que la cifra
que figura en los balances es representativa del valor real? Para mí, desde
luego, no lo es. Pero bueno, sigamos y démosle el “beneficio de la duda”. El
concepto de Ingreso Residual (RI)
también se las trae. Según esta metodología se define el RI en cada período
como el Bº Neto de la compañía menos el coste de capital o coste de oportunidad
de los accionistas (es decir, la rentabilidad “exigida” por los socios según la
aportación realizada a la compañía en forma de fondos propios). Veamos la
fórmula.
Por
más que intento entender este concepto de RI no lo consigo. Se supone que es el
“excedente” anual de la compañía, pero no le veo mucha lógica. Si el punto de
partida para su cálculo es el Bº Neto (que por cierto, en contabilidad es
completamente manipulable), las conclusiones a las que lleguemos serán de todo
menos representativas de un “excedente” empresarial como tal. No me convence.
Para
comprobar el “sinsentido” de esta metodología RIM, así definida, he llevado a
cabo la siguiente prueba. Utilizando datos reales de un Informe de Valoración
que hemos realizado recientemente, he calculado el Valor de Empresa según
criterios RIM y lo he comparado con el calculado por la metodología de Descuento
de Flujos de Caja (que resultó ser de 35,6 millones de €uros).
Si
al Book Value de 2016 le sumamos los Ingresos Residuales de los ejercicios
futuros (descontados a una tasa de descuento que es igual a Ke ó el Coste de
los Fondos Propios), el resultado es un Valor de Empresa de 17,8 millones de
€uros. Como era de esperar, la diferencia entre esta cifra y la calculada por la
metodología DFC es abismal (17,8 mill
por RIM vs 35,6 mill por DFC). ¡¡Sin comentarios!!
A
la luz de estos datos podríamos concluir que el método RIM no es válido, sin
embargo, aún no está todo perdido. Si esta teoría se reformula utilizando unas
variables diferentes, los resultados cambian sustancialmente.
Lo
que se ha hecho ha sido introducir algunas variables que hemos visto en
anteriores ocasiones y que están directamente relacionadas con la
creación/destrucción de valor (el Capital invertido en la explotación, el NOPAT
y el CMPC). Un análisis más detallado de las mismas se puede leer en el
siguiente artículo (http://bit.ly/1spo9RX).
Como se puede ver, se ha sustituido por un lado el Book Value por el Capital
Invertido en la Explotación (a pesar de que este último también es un valor contable)
y por el otro, el “Ingreso residual” se ha reformulado de modo que recoja la
creación/destrucción de valor en cada intervalo anual. Con estos “cambios”
veamos qué ocurre al calcular de nuevo el Valor de Empresa.
¡¡Sorpresa!!
La cifra obtenida se asemeja bastante a la calculada inicialmente (36,5 mill por RIM “reformulado” vs 35,6
mill por DFC). La verdad es que cuando hacía los cálculos no esperaba
llegar a un resultado tan próximo al calculado por DFC, por lo que yo soy el
primer sorprendido. El método RIM, aplicado según estos criterios, puede
resultar válido para valorar compañías, aunque a mí personalmente no me gusta
(prefiero el tradicional DFC). Además, para darlo por válido plenamente sería
necesario utilizarlo en más ejemplos reales para obtener más evidencias
empíricas. Es curioso, pero en muchos manuales de valoración las metodologías
están perfectamente explicadas y “funcionan” con los ejemplos que allí
aparecen, pero… cuando uno intenta trasladar esas teorías al mundo real (con
empresas de verdad y cifras palpables) no hay forma de obtener unos resultados
medianamente razonables. Una vez más, el papel lo aguanta todo…
Socio de IDYLIA.
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