El desarrollo de la gestión empresarial basada en el valor está íntimamente ligado al crecimiento en la complejidad de las organizaciones empresariales.
Con anterioridad a la Revolución Industrial, las "empresas" eran relativamente pequeñas y su complejidad interna muy baja. La creación de valor, en ese entorno, era sencilla y obvia. Por lo que no existía una necesidad real de "Gestión orientada al valor". Todo era más natural.
A finales del siglo XVIII, la mecanización que llevó consigo la Revolución Industrial, hizo posible la aparición de economías de escala a través de la inversión en maquinaria y la contratación de trabajadores vinculados a la producción. El traslado geográfico de instalaciones productivas hace que cada vez se vuelva más difícil su supervisión directa. Es entonces cuando se empiezan a desarrollar métodos para controlar la eficiencia y la productividad (métodos que se mejorarán gradualmente a lo largo del siglo XIX). Sin embargo, todavía es pronto para hablar sobre medición y gestión del valor, como tal.
Pero bien avanzado el siglo XIX, y dada la gran complejidad que van adquiriendo las empresas, que ahora cuentan con gamas de producto diversificadas (y en no pocas ocasiones con más de un tipo de actividad), surge la necesidad de contar con información más avanzada sobre la gestión de la empresa y en concreto sobre la asignación eficaz de activos a las diferentes actividades o líneas de negocio. Es así como aparece el concepto de ROIC (Rentabilidad sobre los Capitales Invertidos), para evaluar el rendimiento de los diferentes activos y mejorar su asignación.
Será ya a mitad del siglo XX, cuando aparezcan artículos en los que se comienza a hablar sobre el uso del valor temporal del dinero para decidir sobre proyectos de inversión o el uso del Descuento de Flujos de Caja (DFC) para elegir entre varias propuestas de inversión.
Es a partir de este momento, y sobre todo gracias a Merton Miller y Franco Modigliani (premios Nobel), cuando se desarrollan los actuales métodos de valoración y gestión empresarial orientada hacia el valor.
Posteriormente, el auge y profesionalización del mundo de las finanzas corporativas, contribuyó a una mayor difusión de los anteriores métodos, de modo que muchas empresas fijaron entre sus objetivos la máximización del valor empresarial (sobre todo en el mundo anglosajón).
Como se ve, la gestión orientada hacia el valor empresarial es relativamente reciente.
¡¡Feliz Año Nuevo!!
Oscar Sánchez Vela
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