La
verdad es que suena un poco “raro” imaginar una empresa que no para de decrecer
y que paulatinamente vaya aumentando su Valor. Parece algo contrario al sentido
común y cuesta bastante asimilarlo, pero voy a tratar de argumentar de manera
teórica que esto es posible (al menos sobre el papel).
Bueno,
lo primero es definir un instrumento que sea de utilidad para aproximarnos al
Valor de una compañía que “decrece”. He elegido el Valor Residual, puesto que
resulta más operativo que llevar a cabo la valoración completa de toda una
empresa, de tal modo que cambios positivos o negativos sobre el Valor Residual
serían extensibles al Valor de la compañía (E.Value). No se trata tanto de llegar
a una cifra concreta de este último, sino de observar cómo puede afectar el
crecimiento/decrecimiento al V.Residual.
Dicho
esto, es importante recordar el concepto de Valor Residual. En la mayoría de las valoraciones encontramos que el V.Residual supone
más del 50% de la cifra total de E.Value. Esto, que ya lo comentamos en el
artículo “¿Qué
ocurre cuando el Valor Residual supone más del 50% del Valor Total de la
empresa?”, no debería extrañar a nadie. Y sobre todo, no debemos
interpretarlo como que el Valor de la compañía se generará únicamente
transcurrido el período explícito de proyección (esto es incorrecto). Bien, la
fórmula de cálculo del Valor Residual es la siguiente:
A
simple vista parece un poco complicada, pero es más sencilla de lo que parece.
Al final el Valor Residual sería la suma actualizada de los “infinitos”
Beneficios Operativos anuales que quedan disponibles tras realizar las
oportunas inversiones año tras año. Es una explicación muy de “andar por casa”,
pero es que realmente el Valor Residual es eso.
Una
vez que tenemos más o menos claro cómo se calcula, el siguiente paso sería
“jugar” con las Tasas de Crecimiento (g) para observar cómo se comporta el
Valor Residual ante cambios en las mismas. Vamos a plantear tres escenarios en
los que la Tasa g sea del -2%, 0% y
+2%, respectivamente. Además, estableceremos una serie de hipótesis de partida
que serán comunes a todos ellos. En concreto, asumiremos que el NOPLATn = 500.000 € (el
Beneficio Operativo después de impuestos del último año de proyección), CMPC = 8,5% y ROICnuevas inversiones = 5%. Con todo esto ya podemos
empezar nuestra simulación.
Escenario A (g = +2%)
Si
la empresa crece al 2% debe reinvertir el 40% del Bº Operativo (según la
fórmula: Tasa de Reinversión = g / ROICnuevas inversiones), por lo
que queda un 60% del mismo disponible. Todo esto descontado, nos da un Valor
Residual de €4,7M.
Escenario B (g = 0%)
¡¡Aquí
tenemos la primera sorpresa!! Si suponemos un crecimiento nulo, entonces la
compañía no tiene necesidades de reinversión, por lo que todo el Bº Operativo
se encuentra disponible año tras año. Es importante recordar que estamos
hablando de inversiones netas y no brutas, es decir, es posible que se invierta
anualmente una cantidad bruta, pero si se consideran las amortizaciones el
efecto es nulo. Como consecuencia de todo ello el Valor Residual es de €5,8M.
Cifra que resulta superior a la del escenario A.
Escenario C (g = -2%)
¡¡Segunda
sorpresa!! La compañía decrece y vale más que en los dos escenarios anteriores,
en concreto el Valor Residual = €6,5M. Se puede observar como en este caso la
Tasa de Reinversión es negativa (-40%). Esto quiere decir que, bajo los
supuestos planteados, la compañía desinvierte una cifra equivalente al 40% del
Bº Operativo, con lo cual cada uno de los años futuros dispondrá de un importe
mayor de Bº Operativo. Quizá esto sea lo más difícil de trasladar desde el
“papel” a la “realidad”, pero tiene una cierta razonabilidad, puesto que si una
empresa va hacia “abajo” lo más normal sería que acometiese un proceso ordenado
de desinversión en sus activos (cuando no una liquidación).
Conclusiones
Con
este sencillo supuesto hemos visto que una empresa que decrece no tiene
necesariamente porqué valer menos (sino todo lo contrario). Sin embargo, existe
una pequeña “trampa” para poder justificar esto y es que estamos tomando como
hipótesis de partida que la Rentabilidad (ROIC) es menor al CMPC (en el ejemplo
5% < 8,5%). Ante esta situación, es lógico que el crecimiento no aporte nada
al Valor empresarial, sino todo lo contrario.
Todo
lo anterior me lleva a plantear la siguiente cuestión (o autocrítica). En el
día a día de la valoración de empresas, nunca suelo aplicar Tasas de
Crecimiento g negativas (siempre utilizo un rango del 1%-3%) y quizá no sería
tan “descabellado” pensar en aplicar Tasas iguales o menores al 0% (para
algunos casos en concreto). Creo que todos tenemos, en mayor o menor medida,
una “barrera” interior que nos impide proyectar a perpetuidad crecimientos
negativos, puesto que nos parecen antinaturales. Pero la realidad es que hay
muchas empresas que presentan tasas negativas a lo largo de períodos
prolongados. Leí hace poco un artículo que decía que de 47.000 empresas
observadas a nivel mundial el 25% de las mismas había experimentado Tasas de
Crecimiento Compuesto Anual decrecientes (<0%) durante el intervalo
2006-2015. En fin, ahí lo dejo, para que cada uno saque sus propias
conclusiones.
Socio de IDYLIA.
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