Aunque
no es lo habitual, en alguna ocasión se pueden plantear dudas sobre estos
conceptos que conviene aclarar. Sin ir más lejos hace unos meses, en la reunión
de entrega de un Informe de Valoración, la abogada de la compañía me
comentaba que ella se sentía más cómoda trabajando con el Valor Contable que
con la cifra que le habíamos proporcionado en el Informe. Algo que, por
otra parte, me parece bastante normal, puesto que el Valor Contable es
fácilmente identificable (basta con pedir al Director Financiero un Balance de
Situación a fecha actual), mientras que el Valor de las Acciones que figura en
un Informe se obtiene con una serie de “metodologías” que muchas veces no son
aceptadas/comprendidas por todo el mundo. El caso es que me ha parecido
interesante comentar con un poco más de detalle los tres tipos de Valor
Empresarial que figuran en el título. Creo que no son para nada complicados,
pero muchas veces se tienden a “mezclar”.
El
Valor Contable, es el más
inmediato de “conseguir”. Como he dicho antes, basta con tener un Balance de
Situación de la empresa en cuestión y echarle un vistazo. Si nos ceñimos a la
definición del mismo, esta dice que se compone del total de Activos menos los
Pasivos Exigibles. En la práctica coincide con la cifra de Fondos Propios que
figura en el Pasivo. Este tipo de Valor se ha utilizado durante bastante tiempo
como “referencia” en algún que otro documento mercantil de las empresas. Me
vienen a la cabeza, por ejemplo, estatutos sociales en los que se fijaba la
salida de socios en base a valor contable, etc…Sin ir más lejos, hace ya unos
cuantos años salían en prensa diferentes noticias sobre la valoración de las
acciones de El Corte Inglés. En una de ellas (ver
noticia) se afirmaba que “… Según los nuevos estatutos, las acciones
se debían valorar en función del valor en libros en lugar de basarse en el
valor de mercado…”.
Para mí existen dos características de
este Valor que lo hacen poco representativo. (i) Por un lado, como su nombre indica, se basa en criterios
contables, que en la práctica son fácilmente “manipulables” (creo que no
descubro nada nuevo al afirmar que en muchas empresas el resultado contable
obedece más a aspectos fiscales para reducir el Impuesto de Sociedades, que a
reflejar la realidad económico-financiera de la compañía). (ii) Y por el otro, el Valor Contable está “anclado” en el
pasado. El Balance recoge únicamente lo que ha sucedido, pero en ningún
caso las expectativas futuras. Esto supone un hándicap insalvable para
acercarse al Valor de una empresa con unas ciertas garantías de razonabilidad.
Con el Valor de Mercado ocurre algo curioso. En varios manuales de
valoración aparece definido como “…el
precio que se puede esperar obtener por una empresa en una operación de venta
en un mercado libre, entre compradores debidamente informados, etc…”. Y
aquí es donde discrepo, ya que considero que este Valor nunca es posible
calcularlo “a priori”. No se trata de un Valor “…que se puede esperar…”, sino que es fruto del cierre de una
operación de compra-venta en mercados organizados (como la bolsa) o no
(entre particulares). De este modo un Informe de Valoración jamás podrá
determinar el Valor de Mercado, tal y como está planteado.
El Valor
Razonable es distinto. Este sí puede (y debe) ser calculado a través
del correspondiente Informe de Valoración. Incluso en la normativa aparece
reflejado. El Real Decreto 1514/2007, en el Apartado 6º - Punto 2 del “Marco
conceptual de la contabilidad” afirma que “... el Valor Razonable se obtendrá mediante la aplicación de modelos y
técnicas de valoración como: (i) la
referencia a un valor fiable de mercado. Siendo el precio cotizado en un
mercado activo una referencia válida. (ii)
la referencia a transacciones recientes en condiciones de independencia mutua
entre partes interesadas y debidamente informadas, si estuviesen disponibles. (iii) métodos de descuento de flujos de
efectivo futuros estimados, que en la práctica son los que tienen un peso mayor...”
Como vemos, cada uno de los anteriores
Valores significa e implica cosas distintas. Además, y esto es importante, no suelen coincidir en su importe unos y
otros. Esto es quizá algo que suele llamar la atención. He encontrado a
empresarios que afirmaban que el Valor de Mercado de su compañía debería estar
próximo a su Valor Contable (puesto que consideraban que los Fondos Propios que
figuraban en Balance son el fruto del trabajo y esfuerzo de todos los años
pasados). Y esto puede ser cierto o no serlo. Lo más habitual es que el Valor
Contable se encuentre alejado del Valor de Mercado (en exceso o por defecto).
Para comprobar esta afirmación he confeccionado un sencillo ejemplo con los
datos de la compañía textil ADOLFO DOMINGUEZ, que cotiza en el mercado continuo.
Como
se puede observar en el gráfico, el Valor Contable y el Valor de Mercado rara
vez coinciden. Lo normal es que entre ambos surjan diferencias, que serán de
mayor o menor grado dependiendo de múltiples factores (la economía, la marcha
de la compañía, el tono general del mercado, etc…). En el ejemplo, la época de
las “vacas gordas” produce que el Valor de Mercado se encuentre muy por encima
del Valor Contable, algo que se invierte por completo en el posterior período
de crisis económica.
Socio de IDYLIA.
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