Toda
valoración empresarial requiere de la realización de Proyecciones Financieras
detalladas (y razonadas) sobre las principales partidas contables. Lo ideal es
proyectar el Balance y Cuenta de Resultados en su totalidad, deteniéndose en
cada uno de sus apartados. No me voy a extender sobre la importancia y usos que
tienen en toda empresa las Proyecciones Financieras, puesto que considero que
es ampliamente conocido por todos. Dentro del trabajo de proyección, las Ventas
o Ingresos constituyen una partida clave, aunque solo sea porque implican el
inicio de todo el proceso posterior. Lo normal es que de ellas “cuelguen” el
resto de indicadores de la cuenta de resultados. Por lo tanto, el trabajo a
realizar sobre las mismas debe realizarse con sumo cuidado.
Me
gustaría explicar aquí cómo acometemos desde hace años la proyección de ventas
para nuestros Informes de Valoración en IDYLIA. No pretendo “sentar cátedra” ni
mucho menos, tan sólo explicar algunos supuestos reales que puedan servir para
entender mejor los problemas a los que nos enfrentamos al proyectar los
ingresos. Lo primero que he de decir es que no existe una metodología
llamémosla “de libro”. En cada caso se intenta aplicar la lógica y el sentido
común, que muchas veces está limitado por la información que nos proporcionan
las empresas. Cuando valoramos una compañía, a menudo nos encontramos con que
la documentación solicitada no está disponible en los plazos y formas que nos
gustaría, puesto que las empresas llevan su “día a día” y algunas no disponen
de tiempo/recursos para generar según qué datos. Es sorprendente el número de
compañías medianamente grandes que no disponen de un Plan de Negocio (más o
menos detallado) a pesar de contar con el correspondiente Departamento
Financiero. Conste que cuando hablo de Plan de Negocio no me refiero a una hoja
Excel con 5 filas de expectativas sobre Ingresos y Beneficios (algo que
lamentablemente está a la orden del día).
A
modo de resumen, decir que a lo largo del tiempo hemos hecho Proyecciones de Ventas
conforme a los siguientes esquemas de trabajo:
1.- Proyección de Unidades y
Precio/Unidad.
Está
sería la forma más ortodoxa, por decirlo de algún modo, aunque no siempre la
podremos aplicar. Nosotros la hemos utilizado con éxito cuando se trataba de
empresas fabricantes de algún tipo de producto homogéneo, fácilmente
cuantificable y con un precio por unidad también observable. Por ejemplo, hemos
valorado compañías que generaban toneladas de vidrio reciclado, toneladas de
pasta alimenticia, etc, lo cual nos permitía (con ayuda de la dirección)
establecer unas expectativas en la evolución futura de esas toneladas, así como
en el precio de las mismas. El problema existe cuando la empresa a valorar no
tiene un producto de estas características. Por ejemplo, valoramos en su día una
compañía fabricante de ropa infantil, en la que resultó imposible establecer el
número de unidades por líneas de negocio junto con su precio unitario, debido a
la gran cantidad de referencias con las que trabajaba. El tiempo que hubiese
costado “sacar” toda esa información aconsejaba utilizar otros métodos para
proyectar las ventas, como luego veremos.
2.- Proyección según Porcentajes de Crecimiento.
Me
atrevería a decir que es el método más utilizado en la práctica, por su sencillez
y fácil aplicación, aunque lleva consigo una serie de problemas. Establecer
como hipótesis de proyección que las ventas van a crecer durante los próximos años
al 3%, por ejemplo, acarrea dos inconvenientes desde mi punto de vista: (i) por un lado es importante poder
justificar adecuadamente ese porcentaje de crecimiento, bien a través de
los datos históricos de los últimos años, bien a través de la evolución de las
ventas sectoriales o bien a través de las opiniones/experiencias del propio
equipo directivo. Lo normal es atender a estas tres fuentes y buscar una cifra
de crecimiento “consensuada” que sea defendible. Nosotros en alguna ocasión también
hemos recurrido a información proporcionada por empresas cotizadas comparables,
ya que algunas de ellas, en su memoria anual, incluyen opiniones sobre la evolución
futura de las diferentes líneas de negocio. Al final se trata de buscar cuantas
más fuentes de información mejor y observar la convergencia de todas ellas. (ii) por otro lado, el fijar una
cifra de crecimiento en ventas sin más, puede plantear una cierta “inseguridad”,
puesto que al fin y al cabo estamos considerando un único escenario. Nosotros,
anteriormente, esto lo solíamos abordar planteando dos escenarios (uno
Optimista y otro Pesimista) además del escenario Base. Aunque es una solución “factible”
desde hace ya algún tiempo la hemos mejorado incorporado procesos de simulación
de hasta 5.000 escenarios donde planteamos la posibilidad de que las Tasas de
Crecimiento Anual de las Ventas para los próximos años oscilen de manera aleatoria
entre unos rangos previamente establecidos. Esto nos da un poco más de
seguridad.
3.- Proyección de las Ventas por
Proyectos.
Esta forma de proyectar las ventas la
hemos utilizado poco, quizá por el tipo de empresa al que va asociada. En
concreto hemos aplicado esta metodología con una empresa de ingeniería cuyos
proyectos se “extendían” a lo largo de varios años. En este caso, nadie mejor
que la dirección de la compañía para establecer las cifras previstas de
ingresos para los próximos ejercicios, desglosadas según los diferentes
trabajos plurianuales. El principal inconveniente que le veo a este sistema es
encontrar una cierta razonabilidad en las proyecciones de ingresos. Según el
tipo de empresa que sea, y en la fase en que se encuentre, la comparación con
las cifras sectoriales podría no tener mucho sentido. Incluso los datos
históricos de la compañía también podrían dar lugar a “engaño”, sobre todo si
la empresa ha iniciado un proceso de expansión. En fin, es una forma de
proyectar válida, pero hay que tener más cuidado que con otras y prestarle una
atención especial.
4.- Proyección según Cuota de Mercado.
Este
método consiste en lo siguiente: si conocemos el tamaño del mercado global
(bien sea nacional, europeo o incluso mundial) medido en unidades físicas o
monetarias y además, como es obvio, tenemos las cifras de producción de la
compañía en cuestión, podemos determinar la cuota de mercado actual y proyectar
a futuro una evolución de la misma que se traducirá en la proyección de
ingresos. Al final, el planteamiento es similar al del punto 1, con la salvedad
de que las Tm. se obtienen con la evolución previsible en la cuota de mercado para
los próximos años.
Estos
son, a “grosso modo”, los métodos que hemos utilizado a lo largo de los últimos
años para proyectar las cifras de ingresos y que posteriormente se han incluido
en la Valoración de las compañías. En ocasiones no hemos utilizado uno sólo,
sino una combinación de varios. Quizá, como he dicho antes, el más utilizado
sea el del porcentaje de crecimiento anual en ventas, aunque los otros tampoco
conviene perderlos de vista. Como siempre, todo es opinable y mejorable.
Socio de IDYLIA.
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