Vamos a realizar un ejercicio de imaginación este mes. Supongamos por un momento que somos un inversor con especial interés en participar en una compañía de las llamadas de "alto crecimiento". Alto crecimiento sí, pero "potencial", ya que la empresa en cuestión no genera beneficios, y lo que tiene a día de hoy es un producto (o desarrollo de producto) muy interesante, pero todavía sin comercializar.
Ante esta situación, ¿qué haría usted? ¿qué investigaría de esa compañía para saber si le interesa poner en ella su dinero o no?
Habrá muchas personas que directamente dirán "yo no invierto en un proyecto que no esté generando beneficios", pero otras tal vez dedicasen algo de su tiempo a estudiar una propuesta de estas características. Veamos qué deberíamos analizar en este tipo de empresas para saber si son interesantes o no.
La clave en este tipo de inversión (bajo mi punto de vista) es poder formarse una opinión sobre si la empresa será capaz de alcanzar el éxito o no. Éste determinará el valor que pueda alcanzar la compañía en el futuro y en consecuencia responderá a la pregunta de si invertir puede ser interesante o no. ¡Esto es obvio! Es necesario decir que los análisis cuantitativos sirven de bien poco en estos casos, ya que existen multitud de variables que no se pueden controlar, ni reflejar en ellos. Por lo tanto, el buen inversor será aquel que sea capaz de entender el "comportamiento" de los directivos de estas compañías de "alto crecimiento", ya que en ellos están todas las respuestas. ¿Qué perfil o características deberían reunir estas personas para resultar positivas a los ojos de un inversor? Las enumeramos a continuación:
1.- Deberían tener una visión realista del crecimiento de la compañía en el futuro. No "pecar" ni por defecto ni por exceso (que es lo más habitual). Por ello conviene no perder de vista el tamaño total del mercado para los productos de la compañía, así como analizar la evolución de los ingresos de los principales actores del mercado.
Normalmente el crecimiento se produce por alguna o varias de estas 3 vías: (i) Incremento del mix de productos de la empresa, con lo que aumenta el mercado potencial. (ii) Expansión geográfica, pasando de mercados locales a mercados globales (iii) Ampliación de las características o funcionalidades de un producto o servicio.
Una última nota sobre el crecimiento. Es importante para el inversor saber separar entre el crecimiento "macro" de un sector y el crecimiento "micro" de las empresas que lo componen. Hay mercados en expansión que sin embargo tienen compañías con dificultades para hacer dinero en ellos.
2.- Deberían tener un Plan Operativo para alcanzar su visión de futuro. Un buen producto es tan sólo un primer paso. Aspectos como la Producción, el Marketing y la Distribución son piezas determinantes para el éxito comercial.
3.- Deberían ser sinceros y claros. Un directivo que hable de crecimiento sin mencionar lo que debe gastar e invertir en la empresa para alcanzarlo (y lo que es más importante, cómo financiarlo) resulta poco creíble. Se deben informar de igual modo las buenas y las malas noticias. Cuando las compañías se hacen grandes mantener altas tasas de crecimiento se torna complicado, pues el esfuerzo requerido en la cifra de ventas (en términos absolutos) es cada vez mayor, y además la competencia atraída por el éxito también supone un freno al crecimiento.
4.- Deberían ser flexibles en sus planes o planteamientos. Esto se pone de manifiesto en la existencia o no de Planes de Contingencia ante eventos inesperados. Se puede aprender mucho sobre una empresa analizando su comportamiento ante situaciones difíciles (y también ante situaciones excepcionalmente positivas).
5.- Deberían estar dispuestos a ceder una parte de la gestión de la empresa (siempre acorde al porcentaje de participación del inversor). Éste, siempre y cuando no sea un mero socio capitalista, debería poder participar en la toma de decisiones.
Al final, todo se traduce en una palabra, CONFIANZA. El inversor debe confiar en el proyecto y sobre todo en el equipo directivo. Algo tan sencillo, pero a la vez tan etéreo y difícil de cuantificar.
Oscar Sánchez Vela
www.idylia.net
La clave en este tipo de inversión (bajo mi punto de vista) es poder formarse una opinión sobre si la empresa será capaz de alcanzar el éxito o no. Éste determinará el valor que pueda alcanzar la compañía en el futuro y en consecuencia responderá a la pregunta de si invertir puede ser interesante o no. ¡Esto es obvio! Es necesario decir que los análisis cuantitativos sirven de bien poco en estos casos, ya que existen multitud de variables que no se pueden controlar, ni reflejar en ellos. Por lo tanto, el buen inversor será aquel que sea capaz de entender el "comportamiento" de los directivos de estas compañías de "alto crecimiento", ya que en ellos están todas las respuestas. ¿Qué perfil o características deberían reunir estas personas para resultar positivas a los ojos de un inversor? Las enumeramos a continuación:
1.- Deberían tener una visión realista del crecimiento de la compañía en el futuro. No "pecar" ni por defecto ni por exceso (que es lo más habitual). Por ello conviene no perder de vista el tamaño total del mercado para los productos de la compañía, así como analizar la evolución de los ingresos de los principales actores del mercado.
Normalmente el crecimiento se produce por alguna o varias de estas 3 vías: (i) Incremento del mix de productos de la empresa, con lo que aumenta el mercado potencial. (ii) Expansión geográfica, pasando de mercados locales a mercados globales (iii) Ampliación de las características o funcionalidades de un producto o servicio.
Una última nota sobre el crecimiento. Es importante para el inversor saber separar entre el crecimiento "macro" de un sector y el crecimiento "micro" de las empresas que lo componen. Hay mercados en expansión que sin embargo tienen compañías con dificultades para hacer dinero en ellos.
2.- Deberían tener un Plan Operativo para alcanzar su visión de futuro. Un buen producto es tan sólo un primer paso. Aspectos como la Producción, el Marketing y la Distribución son piezas determinantes para el éxito comercial.
3.- Deberían ser sinceros y claros. Un directivo que hable de crecimiento sin mencionar lo que debe gastar e invertir en la empresa para alcanzarlo (y lo que es más importante, cómo financiarlo) resulta poco creíble. Se deben informar de igual modo las buenas y las malas noticias. Cuando las compañías se hacen grandes mantener altas tasas de crecimiento se torna complicado, pues el esfuerzo requerido en la cifra de ventas (en términos absolutos) es cada vez mayor, y además la competencia atraída por el éxito también supone un freno al crecimiento.
4.- Deberían ser flexibles en sus planes o planteamientos. Esto se pone de manifiesto en la existencia o no de Planes de Contingencia ante eventos inesperados. Se puede aprender mucho sobre una empresa analizando su comportamiento ante situaciones difíciles (y también ante situaciones excepcionalmente positivas).
5.- Deberían estar dispuestos a ceder una parte de la gestión de la empresa (siempre acorde al porcentaje de participación del inversor). Éste, siempre y cuando no sea un mero socio capitalista, debería poder participar en la toma de decisiones.
Al final, todo se traduce en una palabra, CONFIANZA. El inversor debe confiar en el proyecto y sobre todo en el equipo directivo. Algo tan sencillo, pero a la vez tan etéreo y difícil de cuantificar.
Oscar Sánchez Vela
www.idylia.net
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