sábado, 2 de julio de 2011

El valor de una empresa y el símil del globo

Empezaré por el principio, o como decía aquel "comenzaremos la casa por los cimientos".

Las empresas pertenecen a sus accionistas, es algo obvio. Éstos, mediante sus aportaciones al comienzo o a lo largo del proyecto empresarial, reciben un porcentaje del capital social. Un trozo del "pastel empresarial" que podrá variar desde una pequeña porción hasta la totalidad de la "tarta". El objetivo de los accionistas, además de cobrar dividendos, será que su participación, cada día, cada mes o cada año que pase, valga más. Hasta aquí todo normal.

Por lo tanto, los equipos directivos de las empresas (que en la gran mayoría de PYMES coinciden con los propietarios de las mismas) deberían encaminar todos sus esfuerzos en alcanzar un único objetivo: "maximizar el valor de la empresa". Esto debería ser lo habitual, pero...¡veamos qué ocurre realmente!

En los países anglosajones la doctrina de gestión encaminada a la maximización del valor empresarial está bastante extendida, no sólo en las grandes corporaciones, sino también en empresas de menor tamaño. Pero en países Europeos, como España, esto de gestionar orientados hacia el valor suena bastante "raro", sobre todo en la PYME. Las compañías cotizadas en bolsa lo tienen más asumido, no les queda otro remedio, ya que todos los días el "Señor Mercado" les juzga por su gestión y les da un precio por acción. La mayoría de nuestras pequeñas empresas persiguen objetivos tales como el aumento de ventas, el incremento del beneficio, la ampliación de cuota de mercado, etc... (objetivos grabados en el ideario empresarial durante muchísimos años, me atrevería a decir que incluso generaciones). Rara vez se establece como meta el aumentar el valor de la compañía.

El crecimiento en sí no es malo (como veremos más adelante), pero se podría dar el caso, y de hecho se da con cierta frecuencia, de empresas que aumentan sus ventas y beneficios durante varios años seguidos y no sólo no generan valor sino que lo destruyen (cada vez valen menos, con el consiguiente perjuicio para sus accionistas) ¿Cómo es posible esta situación? Para poder contestar a esta pregunta hay que tener muy claro cómo se crea el valor en las empresas.

Bien, todas las organizaciones empresariales en mercados libres, y cuando digo todas es TODAS (grandes, pequeñas, de cualquier sector y nacionalidad) crean valor a través de 2 palancas o resortes, que bien entendidas y orientadas en la misma dirección, hubiesen evitado más de una crisis empresarial. Estas 2 palancas, que se pueden descomponer en varios subapartados (que no veremos hoy) son las siguientes:

1.- ROIC vs. CMPC
2.- Crecimiento 

Vamos a tratar de entender estos conceptos. El ROIC (Rentabilidad sobre el Capital Invertido) definido de forma técnica es el Bº antes de intereses / Capital Invertido en la Explotación. Pero es más interesante verlo de forma intuitiva. Si imaginamos una empresa industrial, por ejemplo, con sus instalaciones, sus máquinas, sus existencias, el dinero que tiene en los bancos, lo que le deben sus clientes, lo que tiene que pagar a sus proveedores, ... todo esto constituye el Capital Invertido en la Explotación, que tendrá un valor de 1, 5, 10 millones de €, lo que sea. El ROIC representa el porcentaje de ese capital invertido que se transforma en Bº antes de intereses. No deja de ser una medida de la eficacia en la gestión empresarial.
Por otro lado está el CMPC (Coste Medio Ponderado del Capital). Si seguimos con nuestra empresa imaginaria, para conseguir toda esa estructura empresarial 2 grupos han inyectado su dinero, esperando obtener una rentabilidad a cambio. Éstos son los Accionistas y las Entidades Financieras. Cada uno de ellos exigirá una rentabilidad diferente por su dinero. La ponderación de ambas rentabilidades (teniendo en cuenta la aportación de unos y otros) es lo que determina el CMPC.

Y ahora viene lo más interesante: Cuando la rentabilidad generada por la explotación (ROIC) es superior a la rentabilidad exigida por los accionistas y las entidades financieras (CMPC), la empresa crea valor, en caso contrario lo destruye. Esto, aparentemente tan sencillo, constituye el "Santo Grial" de la creación de valor en cualquier empresa. Pasarlo por alto puede tener consecuencias devastadoras a medio y largo plazo. Sorprende ver el número de directivos que no tienen en cuenta este aspecto.



La segunda palanca de valor, que veíamos antes, es el Crecimiento. Crecimiento en ventas, beneficios, ..., en definitiva el aumento de la estructura productiva. La empresa generará valor a través del crecimiento SI y SÓLO SI se cumple la premisa de que el ROIC > CMPC, si esto no se cumple, por mucho que crezca la compañía no generará ningún valor, incluso podría destruir valor.

Todo lo anterior se puede ver de una forma muy gráfica a través del símil del globo. Equiparando el crecimiento con la acción de soplar un globo, éste se hinchará (aumentará el valor de la empresa) siempre y cuando no tenga ninguna fuga de aire (ROIC > CMPC). Si el ROIC fuese inferior al CMPC, esto sería equivalente a un agujero en el globo, de modo que aunque existiese crecimiento (se sople) no se llegaría nunca a hinchar (no aumentaría el valor de la compañía) e incluso podría deshincharse.




Ya para concluir, decir que aquellos equipos directivos que orientan su gestión hacia la creación de valor empresarial, consiguen organizaciones mucho más saneadas y fuertes, que avanzan con firmeza. Por contra, cuando se olvidan estos principios fundamentales, las empresas caminan sin darse cuenta hacia situaciones comprometidas, que pueden afectar a su viabilidad.

Oscar Sánchez Vela.
http://www.idylia.net/